Inauguro esta sesión de blog con un asunto que me apetecía tratar públicamente desde hace tiempo: Por qué elegir dermocosmética natural y ecológica. Pero para los que no me conozcáis aún, en primer lugar, me voy a presentar. Soy periodista y técnico superior en Cosmética Natural y Fitocosmética de profesión. Mujer empresaria y emprendedora por vocación. Madre de un hijo maravilloso y de una peludita de cuatro patas que me colman de amor. Adoro la sencillez, la nobleza y la honestidad de las personas y no soporto el egocentrismo, la codicia y la envidia.
Si partimos de estas premisas, ya os podéis imaginar por dónde voy. A menudo en nuestro día a día nos cuesta tomar determinadas decisiones, por pequeñas y sencillas que estas sean y dudamos. Nos preocupa qué ropa elegir, lo que vamos a comer, si vamos o no al gimnasio y y así hasta un sinfín de cuestiones. Pues bien, hay veces en la vida en las que escoger no es una opción.
De ahí, el caso que se nos ocupa hoy en el blog:
“Por qué elegir dermocosmética natural y ecológica y cómo distinguirla de la que no lo es»
Hay quien pueda pensar que se trata de un asunto baladí, pero nada más lejos de la realidad. Sobre todo si partimos de la base de que nuestro cuerpo es nuestro templo. Nos da cobijo, habitamos en él y, por tanto, amarlo y protegerlo debería de ser una prioridad.
Esa labor comienza por cuidarlo tanto por dentro con una adecuada alimentación como por fuera, con el uso de productos cosméticos y de higiene personal. Por supuesto, libres de sustancias nocivas, de tóxicos, parabenos, nanoparticulas o disruptores endocrinos que tanto dañan nuestro organismo. Cuando hablamos de salud, no todo vale. ‘Vale lo que vale y lo que no, no vale’. En este caso, cualquier opción que no sea la natural, y si es ecológica mucho mejor, es la menos acertada.
Usamos más de 150 químicos al día
Sabías que una mujer utiliza más de 150 compuestos químicos al día. Mascarilla, serum, cremas, contorno de ojos, tónico, perfume, gel, pasta de dientes, colutorio, esmalte, maquillaje.. Y así hasta una larga lista de productos que, paradójicamente, llamamos de ‘cuidado personal’.
Una definición que resulta, cuanto menos curiosa, llamar ‘cuidado personal’ a algo que lejos de cuidarnos nos perjudica. Y, además, lo hace con premeditación y alevosía porque ocurre en pequeñas dosis, de una forma discreta y lenta a lo largo de los días. De ahí, precisamente el tema que nos ocupa hoy ‘Por qué elegir dermocosmética natural y ecológica’.
Con este artículo no pretendo entrar en el juego del descrédito hacia aquellas empresas que fundamentan sus ingresos multimillonarios en la cosmética y dermocosmética no orgánica, no natural y no ecológica, sino más bien en ayudaros a reflexionar sobre un tema tan delicado como es este.
Supongo que habréis oído en multitud de ocasiones la frase: “Las modas siempre vuelven”. Pues bien, si nos paramos a pensar un segundo nos damos cuenta de que esto no solo ocurre en el Prêt-à-porte, sino también, por ejemplo, en las formas de alimentarnos, y ahí tenemos, sin ir más lejos, la tendencia que existe de puesta en valor de las dietas basadas en el consumo de alimentos sencillos, frescos y naturales, directos del campo y sin procesar.
Algo que, como todos sabéis, ya era la base de la alimentación de nuestros abuelos y tatarabuelos. Algo parecido ocurre con los productos cosméticos naturales, existe en la actualidad una tendencia a lo que se denomina Ecocultura en toda Europa, la cultura por lo ecológico y lo bio como sinónimo de salud y bienestar.
Pero lejos de tratarse de una simple moda, es un estilo y filosofía de vida ligada a un interés creciente por cuidarse de verdad y hacerlo, además, de un modo verdaderamente saludable, lo que implica una ruptura con todo aquello que nos han hecho creer que era sinónimo de ‘salud’ y que, a día de hoy, sabemos que no lo es.
Atentos al INCI de los productos
Las grandes multinacionales no están dispuestas a sacrificar sus multimillonarios ingresos económicos, generados del empleo de los petroquímicos en sus productos de higiene personal, cosmética y perfumería.
Es por ello que recurren a la publicidad engañosa, haciendo creer a los usuarios que por pintar unas hojitas verdes en la caja o poner el término “natural” en el envase, el consumidor va a pensar que se trata de un producto realmente natural. A mi juicio, insultan a la inteligencia de los consumidores.
De ahí que no está demás recordar que somos nosotros, los usuarios de esos productos, los que debemos saber detectar esta ‘mala praxis’ y no permitir que nos manipulen.
Por ello, debamos de leer muy bien el etiquetado y el INCI del producto en cuestión y comprobar si lleva algún sello o certificación que realmente avale y acredite que el producto es 100% de origen natural, orgánico y ecológico, así como que respeta las políticas de sostenibilidad y protección del medio ambiente. En nuestra mano está ‘cuidarnos de verdad’ y para ello, no todo vale. Elegir lo natural es elegir salud, elegir vida y elegir felicidad. Ya sabemos por qué elegir dermocosmética natural y ecológica